martes, 22 de enero de 2008

I. Inauguración Resolana. Texto de Xavier Moyssén L.



RESOLANA

Xavier Moyssén L.

De entre las tres o cuatro fotografías que se tienen detectadas con este mismo motivo, la de 1908 de Plácido Bueno es la que más me gusta. Se trata de la fotografía de los miembros de la casi recién organizada Sociedad Fotográfica de Monterrey (se había fundado apenas un año antes), en ella aparecen, entre otros, el mítico Jesús Sandoval, Pedro Domínguez, el no menos intrigante Refugio Z. García, el propio Plácido Bueno y Mauricio Yánez.

No quisiera detenerme en la importancia que tiene para la ciudad como para la propia fotografía la temprana existencia de esta Sociedad, como tampoco en algunas otras lecturas e implicaciones que surgen del estudio de esta, como de las demás imágenes que existen de la Sociedad. Por ahora únicamente mencionó por qué me llama la atención esta fotografía. Aclaro de inmediato que además de la imagen, mi interés se centra en la historia de la Sociedad, tarea que aún se encuentra inconclusa y que debiéramos emprender pues estoy seguro que mucho se podría aprender de ella y, por su intermedio, de la evolución cultural de la ciudad.

Una primera pregunta que me viene a la mente al ver esta fotografía es ¿quiénes son los herederos de estos caballeros? No sus descendientes biológicos por supuesto, sino, reformulando la pregunta ¿qué fue de la Sociedad Fotográfica de Monterrey, quiénes son sus continuadores?
Sin pretender que esta sea la respuesta o el esbozo general de esa historia que está aún por escribirse, yo diría que de aquella agrupación se desprenden por lo menos tres grupos que hoy día pueden ser detectados con toda facilidad. El de los llamados “taloneros” (quizás los únicos herederos legítimos), el grupo de los que se dedican a la prensa, y el de los “profesionales”.
Entre estos grupos hay nombres que hoy todos reconocemos y hasta admiramos.
Hoy sólo quisiera mencionar a Juan José Cerón pues esta misma semana abrirá al público un nuevo espacio, Resolana, que, entre otras cosas, estará mayormente dedicado a la fotografía. Lo que diferenciará este espacio de otros ya existentes en la ciudad, será, precisamente, que estará dedicado a la fotografía pero en un sentido, digamos más romántico, más cercano al espíritu de aquella primera Sociedad, pues su objetivo será tanto atender a quienes se inician en este oficio, como el mantener el espacio abierto para los fotógrafos, para los que se dedican a la fotografía.

Resolana organizará exposiciones, de hecho inicia con una colectiva, pero serán principalmente las que sus alumnos generen las que ocupen sus muros. Será también un estudio al que puedan acudir quienes eventualmente necesiten las facilidades que requiere cierto tipo de trabajos. Pero sobretodo será la manera en que Cerón siente puede retribuir lo que la ciudad le ha dado, y qué mejor manera de hacerlo que apoyando, con la apertura de este espacio, al oficio que le ha permitido hacerlo, a sus compañeros que lo han acompañado hasta aquí, que abriéndolo, a la vez, a quienes lo habrán de remplazar en el futuro.

La presencia de estos espacios independientes, sin ningún otro compromiso más que con aquellos que se fijan de antemano quienes los abren al público, habla de la madurez de la ciudad y de los oficios que han ido creciendo con ella, pero a la vez deja abiertos otros espacios que antaño colmaban las instituciones públicas e incluso las privadas, espacios que ahora quedan vacíos y que bien vistos debieran representar otras oportunidades para apoyar, promover y difundir las nuevas formas en que se manifiesta la cultura contemporánea.

Enero 22, 2008
Éste artículo fue publicado en el periódico MILENIO

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