martes, 29 de enero de 2008


Inauguración

La noche lluviosa, fria era propicia mas bien para los amores en casa o un chocolate frente a una película en video. Pero poco a poco, lentamente al principio, fueron llegando compañeros de oficio, amigos del alma, solidarios fotógrafos que participaron en la exposición, entrañables familiares, desconocidos que dejaron de serlo.
La inauguración de la exposición SOL DE MONTERREY, con la que se inauguró RESOLANA, estaba en marcha. Eran las 20:30 horas del jueves 24 de enero. Sonia de Osio, brillante encargada del proyecto arquitectónico del naciente espacio, me dijo pocos días antes que pospusiéramos pues faltaban varios detalles. La convencí con los mismos argumentos que ella utiliza para que yo esté de acuerdo con sus propuestas: la necedad. Esa noche los dos nos reíamos felices de no haber pospuesto.
En un ejercicio de memoria llevo contabilizados hasta el momento 67 nombres. Si le agregamos a los que no reconocí y a los que por la falta de condición física de la memoria no recuerdo, seguramente estuvimos más de 80 personas. La sala de exposiciones, la cochera, la cocina, estaban a reventar. Pero el número deja de ser importante cuando el cariño fue más persistente que la lluvia que no dejó de caer. Esa agua es de buena suerte, me dijo alguien.
Algunos comentarios escuchados a lo largo de la noche: “Buena selección de fotógrafos participantes”, “Cuando me dijiste de un espacio para promover la foto nunca pensé que tuviera ésta calidad”, “El lugar es espléndido”, “Cuándo inician los cursos”, “¿Hay más vino?”.
Al momento de las palabras inaugurales no mencioné palabras como “instituciones oficiales de la cultura”, ni “su amigo el gobernador”, pues los infinitos agradecimientos son para personas que ayudaron a construir éste proyecto independiente:
Agradecimiento infinito a los colegas-fotógrafos participantes en la exposición inaugural: Daniel Abad, Erick Estrada, Óscar Estrada, Heriberto García, Joaquín Garzafox, Eduardo González, Juan José Herrera, Julieta Leal, Carlos Limas, Rodolfo Maldonado, Rubén Marcos, Marcos Méndez, Roberto Ortíz Giacomán, Teresa Rodríguez, Mario Salinas, Jaime Toussaint y Domingo Valdivieso.
Agradecimiento a Sonia de Osio por su disponibilidad, empeño, amistad y creatividad para el diseño arquitectónico de RESOLANA.
A Rosa Casanova que ha dedicado mucho tiempo a escuchar, sugerir y apoyar, además, éste proyecto con un espléndido texto.
A Xavier Moyssén, no solo por lo que escribió sobre RESOLANA, sino por todo su apoyo hacia mi trabajo fotográfico desde hace muchos, pero muchos ayeres, desde aquella primera vez en 1985 que organizamos la primera exposición de fotoperiodismo en Monterrey.
A Maricela Hinojosa por su apoyo al adherirse como socia en momentos de escasez de fondos. A Erika del Paso que siempre estuvo apoyando en lo que fuera necesario.
A mi familia. A Refugio (que en Gloria esté) que fue la primera que creyó en éste proyecto y me ayudó a poner los primeros cimientos. A Esteban y Alexandro, mis amados hijos, por su solidaridad permanente (y por la lana que me prestaron...que espero terminar pronto de pagarles). A mi madre, bohemios, por su presencia y amor.
Después de agradecer, y en donde quizá olvidé puntualizar algunas de las cosas mencionadas, pero que hoy quedan escritas como testiomonio de ese agradecimiento a todos ellos, descorchamos botellas de vino que varios de mis amigos trajeron (Adriana Linares, Lupita Guajardo, Magalí Penella, Roche Maldonado, Julieta Leal...¿quién más?), abrimos las viandas que Esthela Garza y Maricela Hinojosa llevaron. Eran las 21:30 hrs. La felicidad era contagiosa.
La plática se prolongó, algunos amigos tomaron fotos, nos tomamos fotos (¡¡¡enviénlas, por favor!!!). Temprano, a las 4:30 de la mañana siguiente terminó todo. Había que trabajar en pocas horas.

Juan José Cerón

miércoles, 23 de enero de 2008

Preparan inauguración

Sonia de Osio y Andrés Cavazos coordinan el montaje de la exposición SOL DE MONTERREY, con la que se inaugura RESOLANA el jueves 24 de enero

martes, 22 de enero de 2008

¿Qué es Resolana?

RESOLANA es un espacio independiente, plural, que inicia sus actividades con la finalidad de difundir, entre otros proyectos, la fotografía en Monterrey.

En RESOLANA, se impartirán cursos de fotografía en diferentes niveles. En el futuro inmediato se formará un Taller para fotógrafos avanzados en el que trabajarán, discutirán y analizarán sus proyectos personales.

La planta de maestros estará integrada por algunos de los fotógrafos que participan en la exposición inaugural.

RESOLANA cuenta con un estudio fotográfico en el que los futuros socios del Taller Fotográfico tendrán la posibilidad de desarrollar sus proyectos y los alumnos de los diversos cursos podrán aprender y practicar técnicas de alumbrado.

En la sala de exposiciones de RESOLANA se expondrán los mejores trabajos de alumnos, socios del Taller y maestros, así como proyectos y propuestas de otros fotógrafos interesados en difundir su trabajo.

Para iniciar sus actividades, el jueves 24 de enero, a las 20:30 horas, se inaugura con la exposición colectiva SOL DE MONTERREY.

RESOLANA es un espacio cultural concebido por la familia Cerón: Esteban, Alexandro, Refugio (qepd) y Juan José

II. Inauguración Resolana. Texto de Rosa Casanova


RESOLANA
por: Rosa Casanova


Como habitantes de las urbes andamos siempre tras la búsqueda de nuevos sitios y experiencias, de nuevas formas de ocupar nuestro tiempo libre. De manera constante lamentamos no tener espacios donde ejercer todo eso que evocamos con la palabra cultura. Resolana abre hoy ventanas y tiende arcos de luz para que los habitantes de Monterrey puedan -tras las huellas de Alfonso Reyes- aprehender y construir imágenes: escritas, fotográficas, corporales, escultóricas. Todo tiene cabida. Sólo importa que resulte de un interés y de un quehacer honesto.

Resolana se brinda al juego y goce de todos los conocedores, practicantes, simples curiosos o personas comprometidas con alguna expresión artística [la plástica, la danza, la literatura, el teatro, la fotografía...] Cada uno y todos podemos aprender o enseñar, pero sobre todo podemos compartir. Allí reside la posibilidad de ir cimentando comunidades, de ensanchar las fronteras del conocimiento, de ejercer el respeto por las expresiones propias y las de los otros.

Compartir las bondades que el ejercicio de la fotografía le ha brindado a Juan José Cerón es el compromiso de su proyecto. En torno a él, reúne viejos amigos y, abriendo el umbral de esta casa, espera congregar también a extraños, con la ilusión de construir experiencias nuevas. Sabemos que los amigos se pueden hacer en el ejercicio conjunto de la imaginación, en el rigor del aprendizaje de técnicas, en el conocimiento de lenguajes y métodos para expresar lo que se desea y para entender lo que el otro quiso comunicar.

Enfilemos entonces nuestros pasos a la colonia del Prado, atisbemos sus albas habitaciones, sus incipientes programas. Probemos a vivir un proyecto que cobrará forma en la práctica de nuestras propias inquietudes.

Rosa Casanova es historiadora del arte.

I. Inauguración Resolana. Texto de Xavier Moyssén L.



RESOLANA

Xavier Moyssén L.

De entre las tres o cuatro fotografías que se tienen detectadas con este mismo motivo, la de 1908 de Plácido Bueno es la que más me gusta. Se trata de la fotografía de los miembros de la casi recién organizada Sociedad Fotográfica de Monterrey (se había fundado apenas un año antes), en ella aparecen, entre otros, el mítico Jesús Sandoval, Pedro Domínguez, el no menos intrigante Refugio Z. García, el propio Plácido Bueno y Mauricio Yánez.

No quisiera detenerme en la importancia que tiene para la ciudad como para la propia fotografía la temprana existencia de esta Sociedad, como tampoco en algunas otras lecturas e implicaciones que surgen del estudio de esta, como de las demás imágenes que existen de la Sociedad. Por ahora únicamente mencionó por qué me llama la atención esta fotografía. Aclaro de inmediato que además de la imagen, mi interés se centra en la historia de la Sociedad, tarea que aún se encuentra inconclusa y que debiéramos emprender pues estoy seguro que mucho se podría aprender de ella y, por su intermedio, de la evolución cultural de la ciudad.

Una primera pregunta que me viene a la mente al ver esta fotografía es ¿quiénes son los herederos de estos caballeros? No sus descendientes biológicos por supuesto, sino, reformulando la pregunta ¿qué fue de la Sociedad Fotográfica de Monterrey, quiénes son sus continuadores?
Sin pretender que esta sea la respuesta o el esbozo general de esa historia que está aún por escribirse, yo diría que de aquella agrupación se desprenden por lo menos tres grupos que hoy día pueden ser detectados con toda facilidad. El de los llamados “taloneros” (quizás los únicos herederos legítimos), el grupo de los que se dedican a la prensa, y el de los “profesionales”.
Entre estos grupos hay nombres que hoy todos reconocemos y hasta admiramos.
Hoy sólo quisiera mencionar a Juan José Cerón pues esta misma semana abrirá al público un nuevo espacio, Resolana, que, entre otras cosas, estará mayormente dedicado a la fotografía. Lo que diferenciará este espacio de otros ya existentes en la ciudad, será, precisamente, que estará dedicado a la fotografía pero en un sentido, digamos más romántico, más cercano al espíritu de aquella primera Sociedad, pues su objetivo será tanto atender a quienes se inician en este oficio, como el mantener el espacio abierto para los fotógrafos, para los que se dedican a la fotografía.

Resolana organizará exposiciones, de hecho inicia con una colectiva, pero serán principalmente las que sus alumnos generen las que ocupen sus muros. Será también un estudio al que puedan acudir quienes eventualmente necesiten las facilidades que requiere cierto tipo de trabajos. Pero sobretodo será la manera en que Cerón siente puede retribuir lo que la ciudad le ha dado, y qué mejor manera de hacerlo que apoyando, con la apertura de este espacio, al oficio que le ha permitido hacerlo, a sus compañeros que lo han acompañado hasta aquí, que abriéndolo, a la vez, a quienes lo habrán de remplazar en el futuro.

La presencia de estos espacios independientes, sin ningún otro compromiso más que con aquellos que se fijan de antemano quienes los abren al público, habla de la madurez de la ciudad y de los oficios que han ido creciendo con ella, pero a la vez deja abiertos otros espacios que antaño colmaban las instituciones públicas e incluso las privadas, espacios que ahora quedan vacíos y que bien vistos debieran representar otras oportunidades para apoyar, promover y difundir las nuevas formas en que se manifiesta la cultura contemporánea.

Enero 22, 2008
Éste artículo fue publicado en el periódico MILENIO